En la busqueda de un refugio seguro

En la búsqueda de un refugio seguro.
Salmo 142

Lectura paralela I Samuel 21:10 al capitulo 22:1

Este salmo es una oración, parece que se nos olvida. Y ese olvido hace que vivamos por debajo de nuestro potencial. NO VIVA POR DEBAJO DE SU POTENCIAL .A pesar de la promesa divina de que el poder de la oración puede cambiar al mundo y a nosotros, muchos cristianos nunca se adentran en este concepto. Se entregan a Cristo, pero entonces viven por debajo de sus privilegios. Es como si Dios les hubiera preparado un banquete increíble y luego se sientan en un rincón a comer una torta de frijoles. El problema es que no quieren arriesgar su torta por la promesa de un banquete. Es como si dijeran: «Está bien, soy salvo y voy al cielo, pero me voy a quedar aquí mismo hasta entonces».
Debo preguntarle: ¿Es usted uno de esos que viven por debajo de sus privilegios y se pierden su potencial por no orar? La mesa está puesta; el banquete está servido. Ya recibió la invitación. ¿Qué hará ahora? ¿Llevará un amigo y se sentarán a la mesa? ¿O se sentará en una esquina a comerse su torta? Usted decide. Puede convertirse en una persona de oración que recibe y testifica de las bendiciones que Dios tiene para darle. La mayoría de las personas y sus iglesias por todo el país se están muriendo de hambre en el campo de la oración. Un pastor evangelista, refiriéndose a su denominación, dijo: «En Hechos 2 en la Iglesia oraron durante 10 días; Pedro predicó 10 minutos y 3000 mil personas se salvaron. Hoy día las iglesias oran 10 minutos, predican 10 días y se salvan 3».
Sin embargo, no tiene que ser así. Cada iglesia, cada creyente en este país puede adentrarse en el asombroso poder y la protección que solo la oración puede dar. Creo que usted puede ser una de esas personas que pueden ayudar a que estas cosas sucedan en su iglesia. Podrá objetar diciendo: «¿Yo? No soy un guerrero de oración. Nunca podría dirigir ni organizar a otros para que oren. No me siento a gusto con la idea de orar, ni tan siquiera por mi familia, por mi ciudad, por mi pastor. Ni tan siquiera sé si puedo hacerlo». Mi respuesta es: «¡Sí, sí puede!»

Todos en estos tiempos buscan un refugio, son tiempos de crisis, México esta en crisis, para lo económico busco refugio en prestamos de Banco Mundial, fueron miles de millones de dólares lo que prestaron.

La oración es la máxima expresión de la búsqueda de un refugio, pero también nos ENSEÑA Cuando debemos buscar REFUGIO en Dios?

1.- Cuando nuestro sufrimiento es grande
“Con mi voz clamo a Jehovah; con mi voz pido a Jehovah misericordia. Delante de él derramo mi lamento; delante de él expreso mi angustia. Cuando mi espíritu está desmayado dentro de mí, tú conoces mi senda. En el camino en que he de andar han escondido una trampa para mí” Salmo 142:1-3

La Taza de Te. Había una pareja que viajaban mucho a Inglaterra para ir de compras en las hermosas tiendas. A ambos les gustaban las antigüedades y los artículos de barro, especialmente las tazas. Un día en una hermosa y exclusiva boutique, vieron una hermosa taza. El hombre dijo, "¿puedo verla? nunca he visto algo tan hermoso." Y la mujer se le mostró. Mientras ella se la daba, la taza de repente empezó a hablar:"Es que usted no entiende," dijo la taza, "no siempre he sido una taza de te. Hubo un tiempo donde yo era roja y esta en barro. Mi maestro me tomó y me enrolló y me pegó una y otra vez y yo grité, 'déjame en paz.'Pero el solo sonrió, 'todavía no. '"Luego me pusieron en una rueda que daba vueltas, dijo la taza, y de repente di vueltas y vueltas, vueltas y vueltas. '¡Párale! Me estoy mareando'', grité. Pero el maestro solo dijo, 'Todavía no.'
Luego me puso en un horno. Nunca había sentido tanto calor! Yo me preguntaba por qué me quería quemar. Yo grité. Toqué en la puerta. Lo podía ver por la abertura y podía leer sus labios mientras meneaba la cabeza diciendo, 'Todavía no.'Finalmente la puerta se abrió, me puso en una mesa y me empecé a enfriar. Así, esto es mejor,' yo dije. Luego tomó una brocha y me pintó por todos lados. Los olores eran horribles. Pensé que iba a vomitar. 'Detente! ¡Detente!' exclamé. El sólo dijo, 'todavía no.
'Luego de repente me volvió a meter al horno pero no como el primero. Este estaba dos veces más caliente y yo estaba segura que me asfixiaría. Le rogué. Le pedí. Grité. Lloré. Todo este tiempo lo podía ver por una abertura moviendo su cabeza, diciendo, 'Todavía no.
Entonces me di cuenta que no había esperanza. Nunca lo podría lograr. Estaba lista para darme por vencida. Pero la puerta se abrió y me sacó y me puso en el estante. Una hora después, me entregó un espejo y dijo, 'mírate,' y me miré, y dije, 'Esa no soy yo, no puedo ser yo, es hermosa. "Soy hermosa!"
Entonces me dijo; Yo quiero que recuerdes que duele ser enrollada y golpeada, pero si solo te dejo, te hubieras secado. Yo se que te mareaste cuando te di vueltas en esa rueda, pero si no lo hubiera hecho te hubieras hecho pedazos. Yo se que te dolió y que estaba caliente y desagradable en el horno, pero si no te hubiera puesto ahí, te hubieras estrellado. Se que los olores eran fuertes y cuando te llené de pintura por todos lados, pero si no hubiera hecho esto, nunca te hubieras afirmado. No tendrías color en tu vida, si no te hubiera puesto en ese segundo horno, no hubieras sobrevivido por mucho tiempo porque la firmeza no iba a aguantar. Ahora eres un producto terminado.

En un torbellino de sucesos David perdió su posición social, con ello a su esposa, su hogar, Además su consejero, su amigo íntimo y, al final el respeto de sí mismo. Cuando leemos el texto de I Samuel 21 no podemos menos que sorprendernos. David esta babeando saliva hasta la barba y arañando y rallando las paredes y las puertas. Babear sobre la propia barba era considerado como una indignidad intolerable.

Este era, hasta ese momento de su vida, el período de mayor sufrimiento en la vida de David. Si queremos saber cómo se sentía, LO VEMOS EN el salmo 142. No tenía ninguna seguridad; no tenía que comer; no tenía a nadie con quien hablar; y no tenía la más mínima esperanza de que las cosas cambiaran. De allí se fue a la cueva a Adulam. Estaba en una sucia cueva, lejos de todos y de todas las cosas que amaba.
Así es como se sentía David al vivir en una cueva: “No hay quien me reconozca...no hay quien se preocupe por mi vida” ¿Puede imaginarse por un momento en esa cueva a David solo? ¿Puede imaginarse la desesperación y lo terrible de su lamento? No hay escape. No queda nada. Nada. David tuvo miedo por su vida, EL SUFRIMIENTO LE ESTABA IMPIDIENDO VER LA MANO DE DIOS EN SU VIDA.
¿Puede el sufrimiento llevarnos a Dios?

Un creyente contó de un amigo que durante su juventud trabajó en un circo. Este explica cómo aprendió a trabajar en el trapecio: Una vez que se sabe que allá abajo está la red de protección, uno deja de preocuparse por la posibilidad de caer. ¡En realidad se aprende a caer con éxito! Eso significa que se puede concentrar en agarrar el trapecio que danza ante uno y no en una caída, porque repetidas caídas en el pasado lo han convencido que la red es fuerte y confiable … El resultado de caer y ser salvado por la red es una confianza misteriosa al arriesgarse en el trapecio. Se cae menos. Y cada caída te hace enfrentar riesgos mayores.
Mientras una persona no aprenda por experiencia que puede sobrevivir a la adversidad, no querrá ir contra la tradición, ampliar el marco del rendimiento de la organización o desafiar sus límites físicos. El fracaso impulsa a una persona a reconsiderar el status quo


No obstante, en medio de todo este SUFRIMIENTO, David no ha perdido de vista a Dios, y clama al Señor que lo libre. Aquí podemos ver el mismísimo corazón de este hombre; esa interioridad que sólo Dios ve realmente; esa cualidad invisible que Dios vio cuando escogió al joven pastor para ser rey de Israel.
- Lo mismo vemos en Moisés, en Job, en Pablo, en Elías

II.- Cuando somos lo suficientemente honestos para clamar por ayuda
“Miro a la derecha y observo, y no hay quien me reconozca. No tengo refugio; no hay quien se preocupe por mi vida. A ti clamo, oh Jehová. Digo: "Tú eres mi refugio y mi porción en la tierra de los vivientes." Salmo 142:4-5
Cuando sufrimos, necesitamos decírselo a alguien, y especialmente a Dios. David sufrió lo suficiente para reconocer su necesidad. Nuestra generación ha vivido bajo una apariencia superficial por tan largo tiempo, que prácticamente NO sabemos como clamar por ayuda. Dios siempre esta esperando que reconozcamos que necesitamos ayuda.

¿Qué será lo que hay en el desánimo que nos tira haciéndonos débiles e indefensos? Bueno, no creo que haya nadie que sepa todas las razones. Pero si podemos estar seguros, que según la Biblia, la palabra de Dios, de una que es verdad: que hay refugio en Aquel que nos puede ayudar, ¡Dios!

Pensemos ahora en esto. En estos días es muy difícil encontrar refugios, aunque todos necesitamos refugios donde cobijarnos cuando nos sentimos golpeados y abatidos por la tormenta. Usted necesita un refugio. Alguien que le escuche. Alguien que le entienda. Necesita una cueva donde meterse. David experimento esto y se volvió al Dios vivo en quien encontró descanso y alivio. Cuando estaba arrinconado, golpeado por la adversidad, y luchando contra el desaliento y la falta de esperanza, escribió estas palabras en su diario de aflicción: “en ti, oh Jehová, me he refugiado” (Salmo 31:1)

Sin fuerzas y con el alma herida, David clama ante Dios su necesidad de “refugio”. La palabra hebrea habla de un lugar de protección, de seguridad, de resguardo y de aislamiento. Le dice al Señor que él -¡El Dios viviente y poderoso! Es su refugio-. En él encontró aliento el hombre angustiado. REFUGIO: El significado básico es: “ponerse a salvo en o con” Incluso “huir hacia” o confiarse en alguien.. El lenguaje figurado significa protegerse con seguridad, buscar asilo. Adulam significa en hebreo, lugar cerrado, refugio

¿Por qué necesitamos un refugio?
a).- Necesitamos un refugio porque estamos afligidos y la tristeza nos acompaña. Usted conoce estos sentimientos, ¿verdad? Sus ojos están enrojecidos por el llanto. La pesada carga de tristeza y dolor lo presiona, y la depresión, esa serpiente de falta de esperanza, se desliza silenciosamente por la puerta trasera de su alma. En ese momento es cuando necesitamos refugio.
El salmo 57 también es un salmo que David compuso en la cueva de adulam, y en el David expresa: “En la sombra de tus alas me ampararé, hasta que pasen las calamidades. Clamaré al Dios Altísimo, al Dios que me favorece.” Vv.1-3. “Bajo tus alas” el significado metafórico es que Dios cuida de los suyos, como un ave protege a sus polluelos. Simbólicamente es la referencia a las alas de los querubines en el Arca del pacto, lugar donde DIOS ESTABA Específicamente con su pueblo. (Éx. 37:1-16). Salmo: El enviará desde los cielos y me librará de la infamia del que me oprime. ¡Dios enviará su misericordia y su verdad!

La protección de Dios hacia su pueblo es ilimitada y puede tomar diversas formas. David caracterizó el cuidado de Dios con 5 símbolos militares. Dios es: (1) Fortaleza o lugar seguro donde el enemigo no nos puede seguir. (2) Roca que no podrá ser movida por nadie que quiera dañarnos. (3) Escudo que se interpone entre nosotros y el peligro. (4) Fuerza —cuerno en algunas versiones— de salvación, símbolo de poder y fuerza (5) Alto refugio, por encima de mis enemigos. Si necesita protección, busque a Dios.

b).- Necesitamos un refugio porque somos pecadores y el sentimiento de culpa nos acusa. En estas palabras hay contenido mucho dolor, vergüenza y sentimientos, palabras como “es mi culpa, mi hija (o) es así por mi culpa”, “la falta es mía, por eso mi papá no que quiere” ¡Qué palabras tan difíciles de ahogar!
Atormentados y perseguidos por la congoja que nosotros mismos nos hemos causado, buscamos con desesperación un lugar donde escondernos. Pero quizás el golpe más doloroso nos lo dan los demás.

Cuando Pablo habló de la protección del amor, quizás tenía en mente la sombra de un árbol o el refugio de una casa. Quizás pensó en un abrigo. Un erudito cree que es la más plausible. El Diccionario Teológico del Nuevo Testamento es famoso por el estudio de las palabras, no por su poesía. Pero el erudito se vuelve poeta al explicar el significado de proteger,. Dice que la palabra expresa «la idea de cubrir con un manto de amor». (tal como se usa en 1 Co 13.7)
¿Recuerdas haber recibido algún MANTO DE AMOR? Estabas nervioso por el examen, pero el profesor se quedó tarde para ayudarte. Estabas asustado, lejos de casa, pero tus padres te llamaron para animarte. Te acusaron de algo injustamente y un amigo salió en tu defensa. Cubierto de aliento. Cubierto del cuidado de un corazón tierno. Cubierto de protección. Cubierto con un manto de amor.

Pero tu mejor manto de amor, sin embargo, viene de Dios. ¿Alguna vez pensaste en tu Creador como un diseñador de modas? Adán y Eva sí lo hicieron. Todas las tiendas de ropa del mundo existen gracias a Adán y Eva. Las tablas de planchar, los clósets, los percheros… todo se remonta al huerto de Edén. Antes de pecar, Adán y Eva no necesitaban ropa; después de pecar, no pudieron vestirse con suficiente rapidez. Se ocultaron en los arbustos y trataron de hacerse ropa usando hojas de higuera.
Ansiaban protección. Razones no les faltaban. Conocían las consecuencias de sus errores. Dios les había advertido: «Pero del fruto del árbol que está en medio del jardín… No comáis de él, ni lo toquéis, no sea que muráis» (Gn 3.3). Y por supuesto, el único árbol que se les dijo que no tocaran fue el único que no pudieron resistir. El fruto del árbol se convirtió en el cerrojo de una puerta que, una vez abierto, permitió la entrada de muchísimas consecuencias no deseadas.
Una de ellas fue la vergüenza. Adán y Eva no habían sentido vergüenza antes. Pero después de esto, fue lo único que sintieron. Aunque se escondieron y cosieron, la cobertura fue insuficiente. ¿Qué es una arboleda ante los ojos de Dios? ¿Qué protección te da una hoja de higuera?
Adán y Eva se encontraban vulnerables por una herida, la herida de su propio pecado. Pero, ¿qué haría Dios? ¿Acaso no había anunciado su juicio? ¿No había sido quebrantada su ley? ¿La justicia no exigía la muerte de Adán y Eva? ¿No es Él un Dios justo?
Pero —nos apuramos en contestar— ¿no es cierto que Dios es amor? ¿Adán y Eva no eran sus hijos? ¿Acaso su misericordia no podía cancelar su justicia? ¿Hay alguna manera en puedan coexistir la justicia y la bondad?
Según Gn 3.21, sí pueden. A este versículo se le ha llamado el primer sermón del evangelio. No fue predicado por predicadores, sino por Dios mismo. No con palabras, sino con símbolos y acción. ¿Te gustaría saber cómo reacciona Dios ante nuestro pecado? «Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió» (Gn 3.21).
¡Qué mucho misterio esconden estas palabras! Vuélvelas a leer y trata de imaginarte el momento.
«Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió».
Esta frase tan sencilla nos sugiere tres escenas poderosas.
Escena 1: Dios mata un animal. Por primera vez en la historia de la tierra, el suelo se mancha de sangre. Sangre inocente. El animal no cometió pecado. La criatura no merecía morir. Adán y Eva sí lo merecían. La pareja merecía morir, pero vivió. El animal merecía vivir, pero murió. En la primera escena se derrama sangre inocente.
Escena 2: Se hace ropa. El diseñador de las estrellas ahora se convierte en sastre.
Y en la Escena 3: Dios los viste.
Adán y Eva ya van de camino a la salida del Edén. Se les dijo que se fueran, pero ahora Dios les dice que se detengan un momento. «Con esas hojas de higuera», les dice sacudiendo la cabeza, «no van a conseguir nada». Y les hace algo de ropa. Pero no les tira la ropa a los pies y les dice que se vistan. Él mismo lo hace. «Estate quieto, Adán, a ver cómo te queda». Igual que lo haría una madre con su hijo. Como haría un padre con un niño de preescolar, subiéndole la cremallera. Como hace un médico, cubriendo con su bata a un enfermo asustado.
Dios hace lo mismo, nos cubre, nos protege. El amor siempre protege.

c).- Necesitamos un refugio porque estamos rodeados de adversarios y la incomprensión nos asalta. Cuando somos torturados por la murmuración de los demás, nos sentimos como un ratón indefenso en las garras de un gato hambriento. El pensar en lo que los demás están diciendo de nosotros es mucho más de lo que podemos soportar. El chismorreo nos da el empujón cuando nos esforzamos por mantenernos a flote en una crisis.
La gente desanimada no necesita críticos. Ya es suficiente con lo que están sufriendo. No necesitan que aumente su sentimiento de culpa ni que se les intensifique la angustia. Lo que necesitan es ánimo. En una palabra, necesitan, un refugio, un lugar donde ocultarse y sanar. Necesitan a alguien dispuesto, solícito, disponible. A un confidente, a un compañero de lucha. ¿No pueden encontrarlo? ¿Por qué no venir al refugio de David? Venir a aquel que David llamó: Roca y Fortaleza (salmo 31)

David es una persona totalmente olvidada por todos, ¡pero no por Dios!. En la hora de la prueba es la oportunidad para echar mano de la fidelidad de Dios.
David dejó de confiar en Dios, tenía una promesa de Dios. A través del profeta Samuel le fue dicho: “Tú serás el futuro rey de Israel”, paro ahora es el momento adecuado de volver a esa promesa, y David lo hace, ¡Siempre puede el creyente volver a las promesas de Dios!

III.- Cuando tenemos la suficiente humildad para aprender de Dios
“Escucha mi clamor, porque estoy muy afligido; líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo. Saca mi alma de la prisión, para que alabe tu nombre. Los justos me rodearán, porque me colmarás de bien” Salmo 142:4-5
¡Que terrible es que podamos estar en una cueva mucho tiempo y nunca aprender de Dios! ¡Pero eso no le ocurrió a David! Es impresionante la absoluta humildad de este hombre. Si hay que vivir en una cueva, lo acepta, y ¡la convierte en un lugar de entrenamiento para el futuro!
El grito final de David está llenó de seguridad. La fortaleza humana se agota y decae, pero Dios puede obrar liberación. Puede restaurar la libertad de movimiento, porque cárcel, aquí no es calabozo o encierro, sino el de restricción de movimientos.

Cuando observamos la vida de David en este tiempo no podemos menos que reflexionar en Jesucristo y su venida gloriosa del cielo a recoger a una multitud de revoltosos y pecadores como nosotros. Alguno de nosotros posiblemente estemos viviendo en una cueva emocional, oscura, deprimente, molesta y decepcionante. Pero a lo mejor la parte más difícil de todas sea nuestra incapacidad de decirle la verdad a los demás porque es tan desesperante y tan triste. A mí me molesta el pensamiento que dice que la vida cristiana es todo color de rosa. ¡no lo es! A veces la vida cristiana es también una cueva oscura y profunda, pero ¡debemos aprovecharla para buscar a Dios en ella!.

Recordemos que la conversión del hombre es un milagro que sucede en un instante, pero la formación y madurez de este es tarea de toda la vida. Dios no se rinde en su propósito para nosotros aunque estemos en una cueva. Y que él no ha terminado de hacer su obra en nosotros, aunque hayamos tocado fondo y estemos en la depresión más profunda.

A veces uno siente que la vida es como un viento seco y frío del desierto, y que algo dentro de nosotros comienza a secarse. Otras veces se parece a una fría lluvia que nos penetra por el cuerpo y que nos aturde el espíritu y que envuelve el camino que hay frente a nosotros. Por eso necesitamos humildad para aprender de Dios en esos momentos de sufrimiento.

Humilde, significa, ser manso, porque el hombre, se da cuenta de su necesidad. David había sido puesto en la situación en que Dios podía de verdad comenzar a moldearlo y utilizarlo. Cuando el Dios soberano nos quita todos los puentes que construimos, no lo hace para destruirnos, sino para edificarnos, es para dar un nuevo rumbo a nuestra vida. David no pone un letrero en la cueva anunciando lo que le sucede. A nadie le cuenta su necesidad; solo a Dios.
Ahora seré dolorosamente especifico ¿A quien busca usted cuando su vida toca fondo? ¿O cuando enfrenta un problema vergonzoso?... y hasta a lo mejor escandaloso?. Usted descubre que en la etapa de su vida ha cometido infinidad de errores, que ni ha alcanzado la más mínima cantidad de metas que se había propuesto en su juventud, ¿a quién acude? Usted descubre que su hija no es tan moral como pensaba, que es coqueta y le gusta tener novios sin distinguir el carácter del muchacho ¿A quien se lo va a contar? ¿Qué hace cuando lo corren de su trabajo por su falta de productividad? ¿A quién busca cuando su padre y su madre son alcohólicos? ¿A quién acudirás si no pasas el examen de ingreso de la escuela? ¿A quién vas a hablarle si te meten a la cárcel?

David aprendió a hablar con dios de sus problemas y conflictos, la conversación íntima con Dios era el medio a través del cual se unía al Dios de la gloria. David fue golpeado sin descanso, hasta que no tuvo más alternativa que mirar hacia arriba. Y cuando lo hizo, Dios lo escuchó y le trajo poco a poco a un reconocimiento de su bondad, amor y cuidado

Que momento tan crucial en la vida de David, ¡no tirar la toalla!. Aceptaría la situación y la utilizaría lo mejor posible. Si había de ser en una cueva, que así fuera. Si Israel necesitaba un líder, que los guía hacia la voluntad de Dios, él lo sería.

La pregunta de protección. «Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?» (Romanos 8.31).
La pregunta no es simplemente: «¿Quién puede estar contra nosotros?» Eso bien podría contestarlo. ¿Quién está en contra de ti? La enfermedad, la inflación, la corrupción, el agotamiento. Las calamidades nos salen al encuentro y el temor oprime. Si la pregunta de Pablo fuera:«¿Quién puede estar contra nosotros?», podríamos hacer una lista de enemigos con mucha más facilidad de lo que pudiéramos luchar contra ellos. Pero esa no es la pregunta.
La pregunta es: Si DIOS ES POR NOSOTROS, ¿quién contra nosotros?
Cuatro palabras en este versículo merecen tu atención. Lee lentamente la frase: «Dios es por nosotros». Por favor, haz una pausa antes de continuar. Léela de nuevo en voz alta. (Mis disculpas a la persona que tienes al lado.) Dios es por nosotros. Repite la frase cuatro veces, esta vez enfatizando cada palabra. (Vamos, no tanta prisa.)
Dios es por nosotros.
Dios es por nosotros.
Dios es por nosotros.
Dios es por nosotros.
Dios es por ti. Tus padres tal vez lo hayan olvidado, tus maestros tal vez no lo atendieron, tus hermanos quizás se avergonzaban de ti; pero al alcance de tus oraciones está el que hizo los océanos. ¡Dios!
Dios es por ti. No «tal vez», no «quizás estuvo», no «estuvo», no «estaría», sino «¡Dios es!» Él es por ti. Hoy. En esta hora. En este minuto. Mientras lees esta frase. No necesitas esperar en fila ni regresar mañana. Él está contigo. No podría estar más cerca de ti de lo que está en este momento. Su lealtad no aumentará porque te vaya mejor ni disminuirá si te va peor. Él es por ti.
Dios es por ti. Observa las líneas laterales; ese es Dios vitoreándote. Mira más allá de la meta; ese es Dios aplaudiendo tus pasos. Escúchale en los graderíos gritando tu nombre. ¿Demasiado cansado como para continuar? Él te cargará. ¿Demasiado desalentado como para luchar? Él te levanta. Dios es por ti.
Dios es por ti. Si Él tuviera un calendario, hubiera marcado con un círculo la fecha de tu nacimiento. Si Él condujera un automóvil, tu nombre estaría en su defensa.
«¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre?», pregunta Dios en Isaías 49.15. Qué pregunta tan ridícula. ¿Pueden, madres, imaginarse dando de mamar a su bebé y luego preguntando: «¿Cómo se llama este bebé?» No. He visto que se preocupan por sus pequeños. Les acarician el pelo, les tocan las mejillas, cantan su nombre una vez tras otra. ¿Puede una madre olvidar? De ninguna manera. Pero, «aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti», promete Dios (Isaías 49.15).
Dios está contigo. Sabiendo eso, ¿quién contra ti? ¿Puede la muerte dañarte ahora? ¿Puede la enfermedad robarte la vida eterna? ¿Puede esta presente crisis quitarte tu propósito o restar valor? No. Aun cuando el mismo infierno se levantara en contra tuya, nadie puede derrotarte. ¡Estás protegido. Dios está contigo!

¿Qué aprendió de Dios David en esta situación? Que Dios estaba con él, y que tenía el poder suficiente para cumplir sus propósitos, que nada ni nadie iba a impedir los planes de Dios para su siervo.

Aprendió también de la bondad de Dios, observemos el final del texto de I Samuel 22:1 “Cuando sus hermanos y todos sus parientes lo supieron, fueron a reunirse con él.
El Salmo 142 dice que al final David es rodeado de los justos, Dios le regresa su familia a David




La oración es la máxima expresión de la búsqueda de un refugio, pero también nos ENSEÑA Cuando debemos buscar REFUGIO en Dios?

1.- Cuando nuestro sufrimiento es grande

II.- Cuando somos lo suficientemente honestos para clamar por ayuda

III.- Cuando tenemos la suficiente humildad para aprender de Dios

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