Perseverad en la oración

PERSEVERAD EN LA ORACIÓN Col. 4:1-18

DEFINICIÓN DE ESPIRITUALIDAD: No es fácil definir la espiritualidad, pero la forma más aceptada es el “cultivo del espíritu, o cualidad de lo que es espiritual” pneumatké por el latino spiritualitas, con la explicación siguiente: “Consiste en la perfección de la vida según Dios”. En el sentido religioso es el camino de la madurez, la fuente de las experiencias con Dios mas enriquecedoras a la cual tenemos los discípulos de Cristo.
Si pudiéramos armar una definición podríamos decir que la esencia de la espiritualidad es el CAMINO del compañerismo con Dios, de la obediencia a su palabra y del servicio en su obra. Puede ser muy simple, pero no es así, pero implica la decisión voluntaria de enamorarse de Dios, de tratar de entender lo complejo de entender la Biblia y de nuestras respuestas a sus mandamientos en servicio a él y sólo a él.

La espiritualidad se puede comprara con una planta delicada que se debe cuidar esmeradamente y con responsabilidad. Dios no va a hacer lo que usted y yo podamos hacer; pero pone a nuestro alcance medios que faciliten el desarrollo de esa espiritualidad. La semana pasada vimos la primera, el estudio y la lectura de la BIBLIA. Hoy veremos la segunda: LA ORACIÓN.

Oración, es proseujomai, rogar para hacer una promesa o un voto. El es término que expresa el acto de invocar a la divinidad, y abarca todo aquello que lleva consigo tal invocación: suplicar, implorar, prometer, consagrar, dedicar
En la Biblia la oración desempeña un papel decisivo, lo esencial para Israel era su relación con Dios, de ahí que toda su historia esté saturada y sostenida por la oración; en todos los momentos importantes de su historia aparece conversando con su Dios. El Israelita es consciente de que Dios es persona; por eso su oración tiene rasgos totalmente personales y es concreta, y es a través de la oración que su vida recibe una orientación permanente hacia Dios.
Ya la Biblia distingue entre la oración verdadera y la no verdadera. La verdadera es la que se hace desde y con, el corazón, es decir, con todo el ser, lo hace de tal manera que pone ante Dios la totalidad de su existencia y la somete a él (Porque yo sé los planes que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, planes de bienestar y no de mal, para daros porvenir y esperanza. Entonces me invocaréis. Vendréis y oraréis a mí, y yo os escucharé. Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis con todo vuestro corazón. Me dejaré hallar de vosotros, dice Jehová, y os restauraré de vuestra cautividad. Os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares a donde os he expulsado, dice Jehovà. Y os haré volver al lugar de donde hice que os llevaran cautivos" Jer. 29:11-14)
En cambio la oración no verdadera es una oración meramente externa, es decir, una oración que sólo consiste en repetir palabras y fórmulas hechas y que olvida la entrega, el sacrificio del “corazón”. Se hace de un modo meramente formulista, sin deseos de ajustarse realmente a la voluntad de Dios, que se manifiesta por ejemplo, en sus mandamientos (Isaías 1:15-20; Amós 5:23-27)

En el Nuevo Testamento, al igual que en el A.T, la oración también es algo muy personal y concreto, es un auténtico diálogo con Dios o con Jesucristo. Y como en el N.T se revela la Paternidad de Dios, su oración es de una confianza filial, que se manifiesta claramente al dirigirse a Dios como: ¡Padre!. Esta es justamente la diferencia entre el concepto de Dios en el A.T y en el N.T
El creyente del N.T tiene la certeza inconmovible de que su oración será escuchada por la experiencia paternal del amor de Dios. El Señor Jesús aseguró: “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. (Marcos 11:24). La persona sólo puede entrar en esta relación de paternidad con Dios porque Dios ha entrado en relación con él a través de Jesucristo, sólo puede hablar con Dios, porque Dios le ha hablado primero. Es en la oración donde el hombre se ubica ante la llamada y ofrecimiento de su paternidad, es a través de la oración que el hombre da una respuesta a tal ofrecimiento. Por lo tanto, la oración, son es simplemente una reflexión del hombre sobre sí mismo, ni es tampoco un pensamiento sobre su prójimo, sino que es la experiencia de tener frente a él al Dios vivo y personal. Aquí la persona se da cuenta de que ya no esta solo frente a sí mismo, frente a su prójimo, frente ala vida, frente al mundo y sus poderes, sino que él sabe del trasfondo paternal sobre su vida, y por eso se siente seguro en su grado más alto.
Es más que una meditación es compañerismo. Es un dialogo, no un monólogo. Y no es suficiente que el hombre hable con Dios; tiene que creer que Dios le escucha y, de alguna manera, que le habla. En la oración existe tanto la búsqueda de Dios por medio del pensamiento, el deseo y la palabra hablada, como la espera y el escuchar a Dios de manera atenta, receptiva y obediente. La oración es paradójicamente tanto un don como una conquista, una gracia y un deber.
Alguien Definió la oración como: “Una comunión viviente del hombre religioso con Dios, concebido como personal (Porque orar significa hablar con Dios y comunicarse con él) y presente en su experiencia (el alma busca la compañía del alma con su salvador y señor). Una comunión que se refleja en sus varias relaciones; con Dios, con su prójimo y consigo mismo”.

Si a través de la Biblia, Dios nos habla, en la oración, nosotros hablamos con Dios, incluso, se puede decir de la oración que es la expresión más clara de la comunión del creyente con Dios como resultado de la fe. Calvino decía: “La oración es el alma de la fe”. San Agustín, en su libro, Confesiones, expresa: “Mira, Señor, mi oído interior se encuentra ante ti. Ábrelo y di a mi alma: Yo soy tu salvación. Yo correré tras esta voz y te alcanzaré. No me ocultes tu rostro”

¿Qué es la oración para el creyente de hoy? Para muchos no es más que una forma de pedir, y a veces pedimos cosas que no se nos pueden conceder. ORACIÓN NO CONTESTADA: No hubo respuesta para la oración de un estudiante. Recién había entregado el examen, cuando el estudiante lanzó una oración al cielo: “Señor, por favor; ¡Haz que Paris sea la capital de Inglaterra! Por supuesto no hubo respuesta del cielo.

Requerimientos de la oración:

I.- LA ORACIÓN QUE PERSEVERA REQUIERE ESFUERZO
“Perseverad siempre en la oración, vigilando en ella con acción de gracias”. Colosenses 4:2 RVA

Generalmente, cuando usted y yo leemos esta frase lo entendemos nada más como un llamado a desarrollar un hábito, aceptar un deber. Pero la palabra “perseverad” se usaba para referirse al continuo y persistente ataque de un ejército contra una ciudad. Así que la idea principal es dedicarse a algo con persistencia con todo el esfuerzo. (PERSEVERAD, proskarteréo; anhelar, (una cosa) perseverar, constantemente diligente, o (en un lugar) asistir asiduamente a todos los ejercicios, o (a una persona) adherirse estrechamente a (como servidor): perseverar, persistir, listo, asistir, atender, constante).
Pablo sabe que la oración es céntrica en la vida cristiana, sabe, por experiencia propia, que la oración trae las cosas del cielo a la tierra. Pablo sabe que el desarrollo y le crecimiento de un creyente descansa en efecto de una vida constante de oración. La palabra resalta evidentemente una actitud de piedad o santidad, aparece siempre en relación a la oración (Hechos 1:14; 2:42; 6:4; Romanos 12:2)

Todos los creyentes pasamos por periodos en los cuales parece que no hay respuesta, en este tiempo la solución no es abandonarla, sino perseverar en ella. Veamos un ejemplo:

“Sucedió que cuando Moisés alzaba su mano, Israel prevalecía; pero cuando bajaba su mano, prevalecía Amalec. Ya las manos de Moisés estaban cansadas; por tanto, tomaron una piedra y la pusieron debajo de él, y él se sentó sobre ella. Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro del otro lado. Así hubo firmeza en sus manos hasta que se puso el sol” Éxodo 17:12-13

Una de las cosas maravillosas de la Biblia, es que no solo nos da grandes lecciones sino que muchas veces lo hace a través de parábolas, historias y figuras, de tal manera que quedan estampadas en nuestra mente y grabadas en nuestro corazón. Esta historia de la guerra de Israel contra Amalec, nos describe una gran batalla, contra un gran enemigo; una batalla larga (hasta ponerse el sol) y perdurable de generación en generación. Cada cristiano tiene también su "Amalec". Nuestro principal enemigo, está dentro de nosotros mismos; es ese "yo" incrédulo, orgulloso, envidioso, haragán y cobarde. También el "mundo" y Satanás son nuestro "Amalec". Tenemos contra ellos, una lucha grande, larga (de toda la vida) y de generación en generación.
Nueve de cada diez personas, si les pedimos que dibujen un árbol en una pizarra, lo harán sin dibujar la raíz. Tenemos la tendencia a considerar y tener en cuenta, solo aquello que se ve. La raíz del árbol, generalmente no se ve. Pasa desapercibida, y sin embargo, es la raíz la que alimenta y sostiene toda la parte visible del árbol.
En el pasaje que estamos considerando, vemos que Israel triunfó. Es verdad que Josué luchó con fuerza y con valor; es verdad que los soldados eran valientes y escogidos. Pero esta victoria no se logró en el campo de batalla sino en la cumbre del monte, donde había una verdadera reunión de oración. Quizá al final de la jornada, muchos ponderarían la destreza y el valor de Josué. Alabarían a los soldados por su acción. ¿Pero que hubiera pasado si Moisés no subía al monte de la oración? ¿Que hubiese pasado si aún estando él allí, no levantaba sus brazos a Dios?.
Lo que un observador podía ver, era al ejército de Israel luchando pero lo que no se veía era a Moisés orando. Así como la raíz, que no se ve, sustenta al tronco las ramas y los frutos que se ven, así la oración privada y la íntima comunión con el Señor, sustentan nuestra vida pública y son la clave para la victoria en nuestra vida cristiana.
Alzar los brazos: Cuando un niño pequeño levanta sus brazos hacia su papá o su mamá, lo hace por diversos motivos. Quizá porque está cansado y en los brazos de su padre puede descansar; o porque está en peligro y busca refugio; porque está afligido y busca consuelo o quizá porque su corazón desea algo. Muchas veces él alzará sus brazos sin pedir consuelo, descanso o refugio, sino simplemente porque ama a su padre y le diría si pudiese hablar: "¡Papá! Alzo mis brazos solamente porque ¡quiero estar contigo!. Estos son los mismos motivos por los cuales, nosotros los hijos de Dios podemos y debemos levantar nuestros brazos a El, en oración. Esta figura de un niño pequeño alzando sus brazos hacia su papá, rogando que lo levante, es una hermosa figura de la verdadera oración y no es solo una ocurrencia; la Biblia nos enseña en muchos pasajes que Dios nos ve como niños y aún nos exhorta a hacernos como niños: " y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos." (Mt. 18:3). Dice en otro lugar: " No es Efraín hijo precioso para mí? ¿No es niño en quien me deleito? pues desde que hablé de él, me he acordado de él constantemente. Por eso mis entrañas se conmovieron por él; ciertamente tendré de él misericordia, dice Jehová." ( Jer 31:20). ¡Cuánto bien nos haría pensar que Dios muchas veces nos ve como niños y se conmueve por nosotros!

Permanecer: Permanecer en Él es la clave para una oración eficaz (Jn 15:4). Moisés era manso y humilde. Tenía una gran fe y era un gran intercesor a favor de Israel. Pero Aarón y Hur son una figura de la permanencia de la perseverancia y la persistencia en la oración. Ellos sostenían las manos cansadas de Moisés. La oración es un trabajo difícil y nos llegamos a cansar; pero sin lugar a dudas es el trabajo más importante y más digno que pueden hacer los hombres. Tener el don de predicar bien, es un gran don; pero poder orar bien, es tener un don mejor. El señor nos da el ejemplo de la viuda y el juez injusto, para instarnos a ser perseverantes en la oración.

Que bueno es pedir y también buscar con diligencia. Pero mucho mejor es llamar con insistencia. Cuando nuestro pequeño hijo nos pide algo quizá demoramos en dárselo. Si busca algo por si mismo puede que no lo halle. Pero si llama y nos tira del pantalón requiriendo atención. Si sacude nuestra mano y nos importuna, nos levantaremos en el acto para darle lo que está pidiendo. Como Jacob debemos aferrarnos de Dios y decirle "no te dejaré, si no me bendices."(Gn 32:26)

Walter Payton, con apenas 1.75 metros de estatura y 92 kilogramos de peso, fue un gran jugador de Fút Ball americano, estableció una de las mejores marcas acarreando el balón al correr 15, 053 metros, en su carrera de 12 años. ¡Llevó la pelota en juego más de 15 kilómetros! Pero lo más impresionante es que era tirado en promedio cada 4 metros de esos 15 kilómetros. No obstante, él se levantaba una y otra vez. Grandes victorias esperan a las personas con perseverancia.


II.- LA ORACIÓN QUE PERSEVERA REQUIERE DISCIPLINA
“Perseverad siempre en la oración, vigilando en ella con acción de gracias”. Colosenses 4:2 RVA

Aquí a la oración se le añade la vigilancia (como en Mateo 26:41), y aquí debemos recordar: No hemos de vigilarnos a nosotros mismos, lo que sería deprimente; no hemos de vigilar a Satanás, lo que sería una locura; no hemos de vigilar nuestros pecados, lo que sería descorazonador; hemos de vigilar que nuestra relación con Dios este correcta.

Velando: gregoreúo; mantener despierto, vigilar. La expresión significa estar despierto o alerta. ¡Pero cuidado!, Pablo NO esta diciendo que NO debemos dormirnos cuando oramos, sino que la oración alerta, vigilante y perceptiva es el fundamento de la vida cristiana. Esta exhortación de Pablo tiene que ver con llevar a nuestro Padre celestial todas las cosas que son de interés para nosotros, todo lo que ocasione tristeza o preocupación es buen motivo de oración, la oración para el creyente es su forma de comunicarse constante y sinceramente con su Señor.

Lamentablemente algunos creyentes no han crecido lo suficiente en la oración, oran como niños, sólo pensando en sus necesidades, aunque el niño lo hace en inocencia, el creyente maduro debe orar buscando un punto de vista más amplio.
¿Tienen las oraciones poder para curar? La ciencia están descubriendo lo que los creyentes siempre supieron. Lo que voy a relatar ocurrió fue la experiencia de un doctor cuando trabajaba en el hospital Parkland Memorial de Dallas (Texas). Mi primer paciente, cuenta el doctor, sufría de cáncer en fase terminal y la dolencia le afectaba los dos pulmones. Le aconsejé respecto a la terapia que se le podía administrar, y le expliqué lo poco que le serviría. Acertadamente, optó por no seguir el tratamiento. Cuando pasaba junto a su cama, siempre lo veía rodeado de personas de su iglesia que habían ido a visitarlo, a cantarle y orar con él.
-Qué bien -pensé-, pues pronto estarán cantando y orando en su funeral. Transcurrió un año y yo trabajaba en otro centro médico. Entonces, un colega del hospital Parkland me llamó para preguntarme si estaba interesado en ver a aquel paciente. ¿Verlo? Ni siquiera podía creer que todavía estuviera con vida. Estudié su radiografía y me quedé boquiabierto. El paciente tenía los pulmones limpios, sin ningún indicio de cáncer.
-La terapia a la que se sometió le dio excelentes resultados -comentó el radiólogo, que miraba por encima de mi hombro, refiriéndose al paciente.
-¿Terapia? -pensé-. Si no se sometió a ninguna... a menos que la oración se considere una terapia.
Conté lo sucedido a dos de mis profesores de la facultad de medicina. Ninguno de los dos reconoció que había sido una curación milagrosa.
-Es el curso natural de la enfermedad -opinó uno.
-Está claro -comentó el otro encogiéndose de hombros.
-El efecto en mi vida fue que reavivo la fe que me inculcaron mis padres. Sigue contando este doctor: “Uno de mis pacientes agonizaba. El día antes de su fallecimiento, me senté junto a su lecho. Lo acompañaban su esposa y sus hijos. Él sabía que le quedaba poco tiempo de vida, y elegía con cuidado sus palabras; hablaba en susurros y con voz ronca. Pese a que no era religioso, nos reveló que últimamente había empezado a orar. -¿Y por qué pide? -le pregunté.
-No es que rece por nada en particular -respondió pensativo-; es que hacer oración me recuerda que no estoy solo.

La oración es saludable. El Dr. Herbert Benson, de la facultad de medicina de Harvard, fue uno de los primeros investigadores que estudió los efectos beneficiosos para la salud de la oración y la meditación. Descubrió una correspondencia entre el ejercicio y la oración. Enseñó a corredores a meditar mientras corrían, y descubrió que el organismo les funcionaba con mayor eficiencia.

DESCUIDO EN LA ORACIÓN: Los convertidos en una región Africana el cristianismo se extendió, y cada creyente en búsqueda de crecimiento personal eran celosos en la práctica de su tiempo diario con Dios, en su devocional. Salían de sus chozas al campo abierto, y después de algún tiempo los lugares recorridos por la mañana se hicieron sendas visibles por todos. Pronto la oración privada de todos se hizo pública, por las sendas de cada hogar. Si alguien comenzaba a descuidar su tiempo con Dios, pronto se daba cuenta la Iglesia, y los hermanos, amorosamente amonestaban a los negligentes diciéndoles: “El pasto ha crecido en tu senda” ¿Cómo esta su senda?

La acción de gracias es importante, Pablo la menciona frecuentemente, y es porqué es el medio principal para cultivar un adecuado amor al Señor Jesucristo y a todo lo que Él ha hecho por nosotros. La acción de gracias sirve para mantener siempre delante de nosotros nuestra dependencia de él.

III.- LA ORACIÓN QUE PERSEVERA REQUIERE INTERÉS
“Os saluda Epafras, el cual es uno de vosotros, siervo de Cristo, siempre rogando encarecidamente por vosotros en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere. Porque de él doy testimonio de que tiene gran solicitud por vosotros, y por los que están en Laodicea, y los que están en Hierápolis” Colosenses 4:12-13

Epafras (en griego, apetecible), es el pastor de Colosas, fue a Roma para informarle a Pablo los problemas doctrinales de la Iglesia, fue tomado también preso, y esta con Pablo. El pastor Epafras tiene un concepto claro del propósito de Dios en cada creyente: la madurez. Y cómo sabe que sólo Dios puede hacerlo, se toma la tarea de interceder para que Dios lo haga. Epafras ora para que todos los creyentes de su iglesia sean perfectos, la palabra significa; maduros para entregarse completamente a la voluntad revelada de Dios

La oración produce milagros: Respecto de la oración de Epafras, orando por la madurez de cada creyente de la Iglesia que pastoreaba. Aunque debo aclarar que no creo en los “Ministerios de Milagros” que necesitan un “sanador”, un equipo, luces, cámaras, recursos monetarios. Levanta mis dudas alguien que anuncia:”Venga `por su milagro”. Participaba en una alianza de pastores en una ciudad, se invitaba a una persona que “garantizaba” levantar a un muerto, claro previa cantidad dedinero, también garantizada, de ofrenda como mínimo.
Pero el creyente que crea en la oración de fe puede irse al desierto y allí solo ponerse sobre sus rodillas y clamar al cielo por una respuesta a su petición. Epafras hizo eso, y su petición era: La madurez de cada uno en la Iglesia, creo que es un milagro posible que los líderes podemos clamar.
Hacer oraciones sin fe es como enviar a un granjero al campo sin arado, por la falta de fe es que muchas de nuestras oraciones no traen nada de vuelta, oraciones que no abren el cielo y sus bendiciones poderosas.

Esforzándose Intensamente - ¿Qué sucedería si no hicieras nada más que orar? ¿Te incomoda un poco esa idea? El lenguaje mismo nos incomoda, ¿no es así? ¿Notaste el “nada” en esa oración? Es casi como si la oración realmente no es nada, sin acción, sin esfuerzo real, nada sustancioso. Claro que esa no es la perspectiva bíblica. La oración es trabajo – trabajo duro. Pero este es el trabajo que puede hacernos experimentar la espiritualidad verdadera.
Epafras trabajo intensamente en oración. El griego usa las frases: “Rogando encarecidamente” (pantote agonizomenos, Igual a la agonía de Cristo en Getsemaní) .Si miras cuidadosamente, veras la palabra “agonizar.” Esta es una oración con lágrimas. Epafras me hace sentir avergonzado. Me pregunto si realmente comprendo la soberanía y majestuosidad de Dios. Tenemos apreciación intelectual de las palabras. Conocemos las doctrinas. Pero no estoy seguro que realmente sentimos cuán grande y misericordioso es Dios.
Por toda la Biblia, vemos a Dios como el agente activo detrás de cada movimiento en la comunidad de creyentes. Somos exhortados una y otra vez a confiar en El. Los profetas nos recuerdan consistentemente que el esfuerzo humano no cumple nada a menos que se alinea con Dios. Encontramos ejemplo tras ejemplo de la intervención de Dios en la cronología humana como resultado de la sumisión y la humildad. Vemos que la oración, en todas sus formas, es una máquina que da poder a todo lo que hace Dios. Y aun, la oración parece ser lo único que simplemente no hacemos bien.
Pídeme que escale la montaña, encontrare la manera de hacerlo. Dime que vaya a buscar agua a la luna. Puedo hacer eso. Dame el mandamiento de alcanzar al mundo con el evangelio usando la tecnología actual, si, sin problemas. Pero llámame a orar como Epafras – tropiezo, resisto, o sencillamente no puedo imaginar cómo hacerlo-

No debería ser así. Tú y yo deberíamos caminar en la frescura del atardecer, conversando con Quien nos redimió para El. Deberíamos tener apertura sin vergüenzas, conexión emocional transparente e intercesión profundamente efectiva. Jesús lloro. ¿Y nosotros por qué no? Si el Hijo de Dios vio la ciudad de los perdidos y no pudo contener las lágrimas, ¿Qué ha sucedido en nuestras vidas que están tan ocupadas con nuestra rutina y necesidades personales que ni siquiera suspiramos? ¿Cómo es posible que esos cientos que pasan a nuestro lado todos los días no provoquen que nos tambaleemos con el conocimiento que sufrirán una eternidad sin el Dios que conocemos?
Nota que Epafras no agonizaba por sus propias necesidades. Comprendió su papel como sacerdote: proveer intercesión por alguien más. Llevaba la carga pesada en oración por el bienestar de otros.
Yo quiero ser así, pero parece que cada vez que oro, mis necesidades estorban mi asignación sacerdotal de interceder por otros. Quizás debamos hacer pactos juntos. Yo orare por ti. Tú oraras por mí. Yo confiare que lo harás, así que soy libre para ser el sacerdote que Dios desea que sea. Quizás entonces comience a trabajar en cambiar el énfasis en la frase, “no hacía nada más que orar”; Pues el es todo que yo, y tú puedes hacer: Yo por ti y tú por mí. Y eso sólo pasará si yo tengo interés en tu crecimiento y tú interés en el mío.

¿Cuál era la causa por la cual Epafras oraba así?

“Porque le soy testigo de que tiene profundo interés por vosotros y por los que están en Laodicea y en Hierápolis. Colosenses 4:13
Profundo Interés - ¿Acaso es eso? ¿Fue “profundo interés” lo que causo que Epafras agonizara en oración? Aun las notas marginales de la Biblia sugieren “gran angustia” o “gran dolor.” Pero el griego es: Zelon polun, literalmente “gran celo” Claro que ahora ya no conocemos el aspecto positivo del celo. Tenemos la imagen molesta de los zelotes. Quizás es por eso que la Biblia de las Américas baja el tono de la traducción, y traduce: Profundo interés. La Rv 60, dice “gran solicitud”. Dios Habla Hoy; “se preocupa por ustedes”
Pero no deberían traducir así. Siempre ha sido mejor para nosotros una educación sobre el uso de las palabras cuando fueron escritas, y alteramos un poco su significado, para que nos sintamos cómodos con ellas. Así que veamos como estas palabras describen a Epafras; ¡se le describe como un adicto a la oración!
¡Compromiso apasionado!. Eso es lo que exhibe Epafras. Sus oraciones manifiestan ardor, deseo intenso y acción voluntaria necesaria para provocar la meta. ¿Cuál es la meta? Para eso, es necesario ver que zelos está conectado a qin´a, la palabra hebrea que describe el celo por Dios y SU voluntad. Epafras implora que venga el Reino a la tierra. Derrama su alma ante Dios, solicitando ser usado para provocar la voluntad del Padre. Lucha contra poderes y principados, luchando para sobrecoger al enemigo que ciega y ata.
Epafras sabe que sin gracia, estamos todos perdidos. Ha experimentado la gracia. Ahora nada es más importante para el que otros también sepan de esa gracia. Epafras esta adicto al bienestar de otros, y sabe que Dios es el único medio para ese fin, ¡Y ora para que Dios lo haga con cada uno en la Iglesia! (¡Que gran pastor!)

Hay mucho más que profundo interés. Porque podemos decir que todos tenemos interés en algo. Alguien puede decir: Tengo interés por la economía. Siento gran dolor por las personas marginadas que engrosaron en este año la cantidad de pobres en México, también por las recientemente desempleadas. Pero zelon polun es más que esto. “Mucho celo” comienza con un corazón quebrado y termina en Getsemaní. Esa clase de oración es el camino a la cruz.
Existen muchos adictos en este mundo. Aquellos que luchan con nuestra invalidez percibida, quienes no están seguros del deleite invariable de Dios, con frecuencia persiguen la existencia anestesiada. Bloqueamos nuestro dolor y temores persiguiendo poder, posesiones, placer, dinero, compras, fármacos, alcohol o docenas de otras cosas que evitan que enfrentemos la posibilidad que no somos amados por quienes somos. Somos aquellos con la tristeza profunda e invisible.

Necesitamos a Epafras. Más que nada, nos gustaría cambiar lugar con este hombre de gran celo. Deseamos ser portadores de cargas, no los aplastados bajo el cielo de plomo. “¿Qué debo hacer para ser salvo?” dijo el carcelero. Nosotros los que hemos mutilado nuestra capacidad de sentir lo que siente el que sufre, y preferimos mantenernos en aislamiento nos hacemos la misma pregunta. Necesitamos salvación de nuestros seres privados. ¿Cómo haremos eso? Quizás el peregrinaje comienza arrodillándose con un adicto a la oración. Después de todo, todos sabemos cómo ser adictos. Solo no sabemos cómo es ser adictos a Dios. Para eso esta Epafras, para enseñarnos cómo convertirnos en adictos a la oración, esta adicción es lícita, ¡y deseable por Dios en todos sus hijos!

Requerimientos de la oración:

I.- LA ORACIÓN QUE PERSEVERA REQUIERE ESFUERZO
“Perseverad siempre en la oración, vigilando en ella con acción de gracias”. Colosenses 4:2 RVA


II.- LA ORACIÓN QUE PERSEVERA REQUIERE DISCIPLINA
“Perseverad siempre en la oración, vigilando en ella con acción de gracias”. Colosenses 4:2 RVA


III.- LA ORACIÓN QUE PERSEVERA REQUIERE INTERÉS
“Os saluda Epafras, el cual es uno de vosotros, siervo de Cristo, siempre rogando encarecidamente por vosotros en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere. Porque de él doy testimonio de que tiene gran solicitud por vosotros, y por los que están en Laodicea, y los que están en Hierápolis” Colosenses 4:12-13

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