Cúltivo de la Espiritualidad

CULTIVO DE LA ESPIRITUALIDAD
Timoteo 3:1-17

El burro emocionado porque en la entrada triunfal fue recibido con ovaciones, ponían sus mantos para que no pisara la vil tierra. Llegó con su mamá burra y le dijo: “Hijito burrito, eso no era para ti, eran para el que iba arriba de ti” El burrito no le creyó a su mamá y toda su vida seguía diciendo que esa bienvenida se trataba de él.

Una de las grandes metas de todo creyente debe ser; Alcanzar la madurez antes de que el señor lo llame a su presencia. Ese debe ser el mayor objetivo de la vida, que al morir en su lápida puedan poner: “Aquí esta un (a) creyente que se esforzó por alcanzar la madurez”
Para alcanzar la madurez hay que mantener la decisión de seguir creciendo. Si un creyente se estanca es porque decidió no crecer. Algunos creyentes alcanzan una buena estatura espiritual, pero se conforman con ella y deciden no seguir creciendo, pésima decisión, no solamente hay que llegar allí, sino ¡mantenerse ahí!

La espiritualidad se puede comprara con una planta delicada que se debe cuidar esmeradamente y con responsabilidad. Dios no va a hacer lo que usted y yo podamos hacer; pero pone a nuestro alcance medios que faciliten el desarrollo de esa espiritualidad. Hoy veremos una de las más importantes: La lectura y estudio de la BIBLIA.
Desde los tiempos antiguos la Biblia se ha constituido en el manantial al cual se acercan a beber los sedientos. En sus textos el pueblo de Israel encontró instrucción e inspiración (Salmo 119 y 19). Su palabra fue alimento para los profetas (Jer. 15:16; Ez. 3:1-4), el pueblo completo encontró en la Palabra de Dios el poder necesario para una gozosa renovación espiritual (Neh. 8). En el N.T la Iglesia bebió de sus fuentes para confirmar su fe en Cristo (Hechos 4:24-26)

Cuando Pablo dice que Timoteo ya tiene una larga historia con los textos sagrados, ¡Pablo dice que el conocimiento de las Escrituras de Timoteo es capaz de darle la sabiduría que necesita para llevarlo a la salvación por fe! Y esta verdad también es para nosotros; Tú y yo hemos sido reconciliados con Dios. Hemos sido recatados de la condenación inescapable. El resultado borra nuestras culpas pasadas y abre las puertas para la verdadera obediencia de corazón. Como dijo Soren Kierkegaard, “Ahora, con la ayuda de Dios, puedo convertirme en mí mismo.” Ahora somos libres para obedecer, no para ganar mérito ó obtener justicia, sino para vivir de tal manera que podamos ser usados por Dios más efectivamente y presentados como luz en la obscuridad. Ahora podemos ser quienes debimos haber sido.
Veamos la FUNCIONES de la Biblia en nuestra vida:

I.- La función de: ENSEÑAR
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
La palabra para enseñar es: didaskalía, que significa: instrucción (la función o la información): enseñar doctrina (con el propósito de formar moralmente)
La Biblia es más que una fuente de conocimiento; es la palabra a través de la cual Dios nos interpela, y espera una respuesta positiva. Esta respuesta puede ser obediencia, acción de gracias, alabanza, súplica, ruegos o peticiones.
En las páginas de la Biblia encontramos todo lo que debemos saber de Dios, de cómo es, de sus atributos y su forma de revelarse a nosotros (Que lo hace como Padre amoroso). En la Biblia también aprendemos acerca del hombre: su gloria original, su desobediencia, su corrupción, y pese a todo ello, el hombre aun sigue siendo objeto de la gracia y misericordia de Dios. La Biblia nos muestra el desarrollo armonioso del plan de Dios hasta su culminación total, este cuadro total se le ha llamado “Historia de la salvación”

La Biblia nos muestra la grandeza incomparable de nuestro Redentor, el Señor Jesucristo, y también el ministerio del Espíritu Santo en llevarnos a la madurez y a la vida victoriosa. Porque es imprescindible comprender que el cristianismo no esta fundado sobre un libro impreso, sino sobre ¡Una persona viva!, el Señor Jesucristo. Y el único lugar confiable donde podemos saber de primera mano acerca de esa Persona viva y de su enseñanza es el Nuevo testamento. Será imposible para una persona que quiera seguir a Cristo hacerlo sin leer el relato de su vida en los Evangelios.
Leer la Biblia no sólo debe aumentar nuestro conocimiento intelectual, sino que debe producir un efecto estimulante. La lectura de la Biblia debe “hacer arder nuestro corazón”, es la palabra de Dios a nosotros (Lc. 24:27), ese fuego consume las dudas, el miedo, la tristeza, la tibieza; porque tiene un poder santificador y restaurador. En las horas de tribulación, angustia o depresión, encontramos consolación, aliento y fuerzas renovadas

¿Están enseñando las Iglesias hoy la Biblia?
Un pastor recién llegado a una ciudad decidió visitar la clase de Escuela dominical de niños. E maestro presentó al pastor y agregó: estamos estudiando la vida de Josué, ese gran líder de Dios.
-Qué bien, dijo el pastor. Puedo hacer una pregunta a los niños. Adelante, dijo el maestro de la escuela dominical. Y dirigiéndose a un pequeño, le preguntó su nombre. Me llamó Juan, dijo el Niño. Bien, Juan, ¿Quién derribó los muros de Jericó?
Pastor, dijo el niño: Yo no fui. El pastor desconcertado, dijo ¿Sabe alguien quién derribó los muros de Jericó? Nadie dijo nada. Pastor, dijo el maestro de escuela dominical. Pastor, Juan es un buen niño, si él dice que no lo hizo, yo creo que no lo hizo.
Nervioso el pastor fue con el director de la escuela dominical y le contó lo sucedido. Entiendo pastor, dijo el director con una mirada de preocupación; ya anteriormente hemos tenido problemas con Juanito. Déjeme hablar con sus padres y veo que se puede hacer.
Un poco molesto, al terminar el culto el pastor reunió a los diáconos y les contó la historia, incluyendo las respuestas del maestro y del director. El diácono más anciano, dijo en tono conciliador al pastor: No se preocupe pastor, pagaremos con los fondos de la iglesia los daños causados por Juanito.
¿Hay conocimiento bíblico en la Iglesia de Cristo de hoy?

Pues debe haber porque la palabra despierta la conciencia: Pedro, tras haber negado al Señor 3 veces:
“Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces. Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente” Lucas 22:61-62
La palabra dicha anteriormente despertó su conciencia del error cometido y quebrantó su corazón. La misma Palabra marcó el final de su infidelidad y fue el comienzo de su restauración

II.- LA FUNCIÓN DE: REDARGUIR
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
La palabra para redarguir es: élenjos, convencer a los errantes de su error.
Redarguir es una necesidad vital en nuestro proceso de santificación. Por más crecimiento que alcancemos, siempre habrá en nuestro interior y en nuestra conducta elementos pecaminosos que han de ser puestos al descubierto con la meta de eliminarlos. Tales elementos pecaminosos son en ocasiones descubiertos por aquellos que viven cerca de nosotros, pero si nos confrontan, generalmente todos nosotros, nos sentimos ofendidos o agredidos, entonces reaccionamos con mecanismos de negación o racionalización con el propósito de dejar sin efecto lo que se nos denuncia.
Pero no es tan fácil reaccionar ante Dios de la misma manera cuando, la confrontación viene de Dios a través de su Palabra, pues “es más cortante que toda espada de dos filos; penetra hasta las mismas raíces del alma y del espíritu humano… y es capaz de discernir las intenciones y las actitudes del corazón mismo” (Heb. 4:12 NVI)
Cuando Dios nos confronte la reacción sabia que debemos tomar es reconocer lo correcto del correctivo divino, mover nuestro ser al regresar a Dios, confesar el pecado, apartarse de él y pedir ayuda para liberarnos para siempre de ese pecado.

El permitir que Dios examine nuestro corazón es un ejercicio saludable que nosotros mismos debemos pedir a Dios de manera frecuente
¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. Salmo 19:12
Es importante notar que esta frase se encuentra en uno de los salmos en que se destacan las excelencias, características y efectos saludables de la Palabra de Dios.

III.- LA FUNCIÓN DE: CORREGIR
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
La palabra griega epanorthosis, significa: enderezar de nuevo, (figurativamente) rectificación (reforma): corregir. Aparece solamente una vez en el Nuevo Testamento, justo aquí en éste versículo sobre la efectividad de la Palabra de Dios.

Roy Regals es el nombre de un jugador de Fút - ball americano que en un súper tazón en el cual estaban empatados a cero, enana jugada, tomó el balón y disparado salió hacía la zona de anotación….sólo que en sentido contario…en su propia portería. Uno de sus compañeros lo quiso detener a menos de un metro de la zona de anotación, y Roy paso por encima de él, otro le gritaba; ¡Vas en la dirección equivocada!.
Al terminar el juego estaba muy apenado, su compañero que lo quiso detener y el que le grito le cuestionaban, ¿Por qué no te detuviste?. Roy sólo dijo, Yo pensé, ¿qué les pasa a estos, yo voy bien?
Sucede con todos, por puro reflejo tomamos una dirección, pero esa dirección puede estar equivocada, lo cual puede ser muy peligroso. Se hace necesario que cuando vamos en la dirección equivocada, dios nos ponga en la dirección correcta
¿Notaste su asociación con la enseñanza y el entrenamiento, pero cómo se distingue de la reprensión? Eso nos lleva a preguntar, “¿Cuál es la diferencia entre el “redarguir” y la “corrección?” Si son lo mismo, entonces Pablo no hubiera utilizado ésta palabra solo esta vez para enfatizar el punto.
“Redarguir” es una palabra acerca de la es una palabra acerca de la convicción. Describe la experiencia interna y externa del reconocimiento de nuestro pecado. Es la manifestación del hecho que la Palabra de Dios nos confronta con la verdad – y nos encontramos lejos del parámetro- La reprensión es lo que sucede cuando abro un pasaje de las Escrituras y de repente golpea mi propia desobediencia y pecado. El redarguir tiene un solo objetivo – arrepentimiento.
Por el otro lado, “corrección” tiene un objetivo diferente. La corrección busca estipular el curso adecuado. Viene de una combinación de palabras griegas que significan literalmente “enderezar de nuevo.” Pablo podría estar pensando en la contraparte hebrea – la idea que alinearme a mi mismo con la Palabra de Dios- casi siempre requerirá algún tipo de castigo (hebreo musar) porque mi corazón es poderosamente engañoso, ¡aun para mi!
Una y otra vez, Proverbios me exhorta a usar musar (corrección – ambas mental y física) para mantenernos en el camino angosto y correcto. Dios emplea exactamente la misma táctica. Con frecuencia El debe aplicar la vara para poder traer nuestra vida en línea con Sus propósitos. Su método puede variar de circunstancias difíciles al castigo directo, pero la razón por la que El hace cualquiera de éstas cosas siempre tiene el mismo propósito: santidad.
La reprensión provoca arrepentimiento. Si la Palabra de Dios lanza dardos de convicción a tu corazón, cae sobre tus rodillas y pide Su misericordia. La corrección provoca santidad – y usualmente lo hace con un precio alto.
Este es el proceso por medio del cual Dios arranca todo aquello que no edifica. Esta es la agonía de descubrir que nuestras vidas están repletas de negociaciones. Esta es la dolorosa experiencia de la auto-negación y la carga de la cruz. La Palabra de Dios está diseñada para traer sufrimiento a nuestras vidas con el propósito expreso de conformarnos a la imagen del Hijo.
No basta con reconocer que Dios tiene razón cuando algún pasaje de la Biblia nos acusa. Es necesario aplicar las exigencias morales de la Biblia a nuestra conducta y valores, aun en aquello que nos pudiera parecer poco importante.
La palabra debe quitar las asperezas de nuestro carácter, debe acabar con el lenguaje profano que practicamos, debe poner fin a nuestras pequeñas o grandes mentiras, a nuestra soberbia, sentimientos de envidia, de ira. También debe doblegar nuestra resistencia a perdonar, y nuestra falta de amor, a nuestra falta de compromiso. Y como en muchas ocasiones no es así, no nos debe sorprender que Dios use otros métodos para corregirnos.
¿Por qué necesitamos pasar por todo esto? ¿Por qué Dios no hace fácil la transición? La respuesta es realmente nuestro problema. Dios si lo hace fácil – tan fácil como puede hacerlo y aun traernos a una relación completa-. Dios restringe lo que podría usar para corregirnos utilizando lo mínimo requerido. El pudo destruirnos, pero nunca lo haría. El solo nos ajusta lo suficiente para enderezarnos de nuevo. Claro está, a veces sube el volumen cuando pretendemos sordera. ¿Cómo está hoy tu oído?
Como buen Padre, Dios azota a sus hijos cuando es necesario (Heb. 12:6-11). Es en el suelo de la tribulación donde muchas veces la Palabra implantada en el corazón germina y lleva fruto. Vale la pena escuchar el consejo:
“Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones” Hebreos 3:7-8

Todo acto de resistencia a la reprensión y corrección de Dios es un retroceso en el camino de la santidad; por lo tanto una gran perdida de las bendiciones de la espiritualidad.

IV.- LA FUNCIÓN DE: INSTRUIR EN JUSTICIA
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
La palabra para instruir es: paideía, de tutoría, i.e. educación o entrenamiento; por implicación corrección disciplinaria:-disciplina, instruir, punzar, estimular, hacer que alguien aprenda. El origen de este verbo podría estar relacionado con el aguijoneo del ganado. De forma similar, la enseñanza y el aprendizaje se logran a través de una variedad de estímulos, mediante eventos, técnicas o lecciones inolvidables.
La NBE traduce: “para educar en rectitud”. Esta función, es en cierto modo, una reiteración de redargüir y corregir; pero al mismo tiempo subraya el aspecto ético (valores) de la santidad cristiana.
Una vez leí una historia en la que un joven cristiano se preparaba para viajar cuando su compañero de viaje entró en el cuarto para ver cómo le iba en los preparativos.
—¿Terminaste de empacar?—le preguntó su amigo.
—Casi—dijo el joven—. Lo último que me falta es una guía, una lámpara, un espejo, un microscopio, un volumen de buena poesía, un par de biografías, un paquete de cartas viejas, un libro de cantos, una espada, un martillo y una colección de libros que he estado leyendo.
—¿Dónde vas a poner todas esas cosas?—preguntó de nuevo su amigo.
—Aquí mismo—replicó el joven. Buscó su Biblia y la puso en la esquina de su maleta.

El cristianismo no se demuestra por emocionalismo o por las muchas o pocas palabras, sino por un modo de vivir ajustado a las normas reveladas en la Biblia. En un mundo en el que todo es “relativo” en que se decide por la opción que “haga el menor de los males”, solo cabe esperar inmoralidad. Ser advierte que la “brújula” de muchos esta equivocada, apunta al sur en lugar de apuntar al norte, y ante esa situación no hay más resultado que equivocar el camino.
Pero Dios no ha querido dejarnos solos en el mar de nuestra existencia, por eso nos ha dado la Biblia, para tener la orientación necesaria para tener la dirección correcta y el rumbo fijo.
El himnólogo cantaba: “Santa Biblia, para mí / eres un tesoro aquí”. Pero los tesoros no son para esconderlos, sino para disfrutarlos. La Biblia no es para guardarse en el libero o en el estante, la Biblia es para ser leída y asimilada. Pero debemos tener en cuenta que su lectura sólo nos aprovechará cuando cumple determinados requisitos:
1. La Biblia debe ser leída con acompañada de oración. El salmista decía: “Señor, abre mis ojos y miraré las maravillas de tu ley” (Salmo 119:18)
2. A la actitud de oración se le debe unir la sumisión, pues el texto quiere decirnos algo. Después de haber pedido “abre mis ojos”, el ha de poder decir como Samuel: “•Habla que tu siervo oye” (I Sam. 3:10)
3. Debe haber concentración, es necesario el silencio interior, relajamiento mental, el recogimiento que facilite la reflexión para que la palabra penetre y nos lleve a apropiarnos de su estímulo, consolación, reprensión o amonestación
4. Debe ser leída con humildad. La Biblia no nos fue dada para que cada creyente fuéramos teólogos, sino que es la palabra de un Padre que se comunica con su hijo. La escritura debe ser, ante todo, un encuentro con Dios.

Su mente no esta vieja, siga cultivándola. Vea menos televisión y pase más tiempo con personas que hables de sucesos, en vez de hacerlo Con las que sólo hablan mal de las personas y de lo malo que esta ésta generación. Debe darse cuenta de que nadie quiere estar cerca de un neurótico (a), que sólo ve las nubes y que solamente habla del mal tiempo.

Pablo concluye diciendo que el estudio de la Biblia entrena a la persona para en integridad hasta equiparla para toda buena obra. Nunca se debe estudiar la Biblia con un fin egoísta, una conversión que lleva la persona a considerar que sólo es salvo, sin tener como meta la madurez, esta mal comprendida. El creyente tiene la obligación de crecer, y para ello debe estudiar la Biblia, para hacerse útil a Dios y en su Nombre servir a los hombres.

Ningún creyente estará preparado para servir si no tiene un conocimiento adecuado de la Palabra de Dios. Independientemente de otras cualidades, debe tener está, que es de suma importancia, sólo de esta manera estará en el camino de la madurez.

Hoy en día no existe una palabra publicada en ningún continente por la cual yo estaría dispuesto a dar la vida. Si supiera que por la noche moriría, no hay ningún periódico, en ninguna parte del mundo que yo quisiera leer, no hay ninguna palabra en las naciones unidas que quisiera escuchar. La razón, ninguna de esas palabras tiene autoridad real y verdadera.
Todo el mundo escribe y habla pero para la persona quebrantada, con hambre y moribundo no hay ninguna palabra de autoridad, en ninguna parte, amenos que escuche las palabras de Dios escritas en la Biblia. La única palabra de autoridad que jamás se haya publicado es aquella que Dios nos ha dejado en la Santa Biblia.

Veamos las FUNCIONES de la Biblia en nuestra vida:

I.- La función de: ENSEÑAR

II.- LA FUNCIÓN DE: REDARGUIR

III.- LA FUNCIÓN DE: CORREGIR

IV.- LA FUNCIÓN DE: INSTRUIR EN JUSTICIA

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